Emilio, junto al Algunos pensamientos sobre la educación de Locke, es considerado una de la obras fundamentales acerca de la educación en el siglo XVIII -ambas obras constituyendo las bases de propuestas educacionales posteriores, tales como por ejemplo, “Practical Education” de Maria Edgeworth. Sin embargo, hay una diferencia central -que algunos sugieren reflejan el cambio de clima intelectual que tomo lugar en esa época- entre ambas. El tratado de Locke -a pesar que sus sugerencias fueron rápida y generalmente percibidas como aplicables a todo estudiante - esta pensado en relación a la educación de un caballero, con la intención de preparar miembros de las clases altas para la vida en la nueva sociedad que estaba emergiendo. La obra de Rousseau -en la otra mano- fue revolucionaria, con la intención expresa que sus propuestas son aplicables a todos a fin de formar “buenos ciudadanos”, lo que lo convierte en el primer tratado que expresa abiertamente las concepciones liberales de la época en materias de educación. Dado eso, no sorprende que fuera quemada en publico.
El Emilio se prohibió y quemó en París y en Ginebra, con la excusa de un controvertido fragmento sobre la “Profesión de la fe del vicario de Savoyano”; (ver más abajo) pero, a pesar, o a causa de su reputación, rápidamente se convirtió en uno de los libros más leídos en Europa. Durante la Revolución francesa el Emilio sirvió como inspiración del nuevo sistema educativo nacional.
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